Iván Ariel Díaz
Hace poco tiempo comencé con la transmisión de un programa de dos horas que va todos los jueves de 19 a 21hs en la radio en la que trabajo como operador para varios programas y me sentí muy mal con el resultado pese a que ya me esperaba que no hubiera demasiada respuesta e interés por parte de la audiencia del pueblo en el que estoy trabajando, pues para la gente local pareciera que si no es: folklore, guaracha, cuarteto, cumbia, reguetón y hasta trap latino no existiera; el problema es que al teléfono nada más me llegaron mensajes de un par de personas que me conocen porque trabajan en la misma radio y de un nieto de una de ellas que también tiene gustos dentro de la temática del programa, pero más allá de eso el teléfono no me sonó ni para decirme que me quedaba poca batería y yo esperaba que al menos esos tres a cuatro gatos locos que yo sé que han de habitar en el pueblo y han de compartir el gusto por todo aquello de lo que va mi programa me iban a por lo menos mandar un mensaje con un "¡cállese viejo lesbiano!", pero ni eso... Al terminar mi programa me sentí tan dolido por mi propia culpa pues cometí el crimen de romper una de mis propias reglas, la cual es NO TE ILUSIONES, así que estaba decidiendo no hacer más programas e iba a tirar todo a la mierda, tenía ganas de no hacer más programa y que nadie más me mencionara nada sobre él, quería enterrarlo en el olvido al igual que mi existencia... Pero justo después de mi programa llega otro programa en el que soy parte del equipo como panelista y semioperador, puesto que la música la va manejando un DJ y yo me ocupo de los niveles de los micrófonos y que nada se pase de los límites de saturación, y como en ese programa nos reímos bastante me calmé un poco y no hice el anuncio de que mi programa no iba más para la gente del pueblo.
Así pasaron los días en los que seguí anunciando mi programa cada vez que alguien me preguntaba por él en los demás programas en los que trabajo y terminó llegando el segundo jueves, la segunda edición de mi programa, y para ese momento ya lo hice más relajado y a sabiendas de que no iba a recibir mucha respuesta, y así fue, pero esta vez no me afectó y lo acabé tranquilo, hasta se podría decir que un poco energizado por haberme echado dos horas con toda música de la que me gusta y con la esperanza de que esos tres a cuatro gatos locos que me hayan estado escuchando la hayan pasado bien con la música pese a que ni para insultarme me enviaron mensajes.
Ahora estamos a día martes y quedan dos días nada más para la tercera edición de mi programa y pese a que sé que no voy a recibir una buena respuesta por parte de la audiencia voy a continuar con este proyecto fallido mientras pueda pues mi objetivo es simplemente ayudar a que parte de la música que escucho y que casi no se transmite sea transmitida al aire, con la esperanza de llegar a esa persona que le guste o que ni sepa que le iba a gustar dicha temática.